sábado, 9 de marzo de 2013

LOS SUICIDIO Y LA MUERTE

Acerca del suicidio de adolescentes

Los motivos detrás del suicidio o intento de suicidio en un adolescente pueden ser complejos. Aunque el suicidio es relativamente raro entre niños, la cantidad de suicidios e intentos de suicidio aumenta significativamente durante la adolescencia.
El suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 24 años de edad, de acuerdo con Centers for Disease Control and Prevention (CDC), después de accidentes y homicidio. Se cree además que por lo menos 25 intentos se hacen por cada suicidio de un adolescente.
El riesgo de suicidio aumenta drásticamente cuando niños y adolescentes tienen acceso a armas en casa y casi el 60% de todos los suicidios en los Estados Unidos se logran con una pistola. Por eso cualquier pistola en su hogar debe estar descargada, bajo llave y fuera del alcance de los niños y de los adolescentes.
Sobredosis con medicamentos de venta libre, de receta médica y sin receta también es un método muy común, tanto para el intento de un suicidio como para lograr suicidarse. Es importante supervisar cuidadosamente todos los medicamentos en el hogar. También tome en cuenta que adolescentes intercambiarán diferentes medicamentos de receta médica en la escuela y los llevarán (o almacenarán) en sus casilleros o en la mochila.
Las cantidades de suicidios varían entre niños y niñas. Las niñas piensan en e intentan suicidarse dos veces más que los niños y tienden en intentar suicidarse por medio de una sobredosis de drogas o cortándose. En cambio, los niños fallecen por suicidio cuatro veces más que las niñas, tal vez porque tienden a usar métodos más letales, como armas, colgándose o saltando desde alturas.

¿Cuáles adolescentes están en riesgo de suicidarse?

Puede ser difícil recordar cómo se sentía ser adolescente, atrapado en esa área gris entre la niñez y la edad adulta. Por supuesto que es una época de increíbles posibilidades, pero también puede ser un periodo de estrés y preocupación. Se sienten presionados para adaptarse socialmente, tener un buen desempeño académico y actuar con responsabilidad.
La adolescencia también es una época de identidad sexual y relaciones sociales y existe la necesidad de independencia que a menudo está en conflicto con las reglas y expectativas que otras personas establecen.
Los jóvenes con problemas de salud mental, como ansiedad, depresión, trastorno bipolar o insomnio, corren riesgos más altos de pensar en el suicidio. Los adolescentes quienes pasan por cambios fuertes en la vida (el divorcio de sus padres, mudanzas, un padre que se va de casa por su servicio militar o por la separación de los padres, o cambios financieros) y aquellos quienes son víctimas de intimidación corren mayores riesgos de pensar en el suicidio.
Los factores que aumentan el riesgo de suicidio entre adolescentes incluyen:
  • un trastorno psicológico, especialmente la depresión, trastorno bipolar y consumo de drogas y alcohol (de hecho, como el 95% de las personas que fallecen por suicidio tienen un trastorno psicológico al momento de morir)
  • sentimientos de angustia, irritabilidad o agitación
  • sentimientos de desesperanza y de complejo de inferioridad que con frecuencia se manifiestan con la depresión
  • un intento previo de suicidio
  • antecedentes de depresión o de suicidio en la familia
  • abuso emocional, físico o sexual
  • falta de un grupo de apoyo, malas relaciones con los padres o sus pares y sentimientos de aislamiento social
  • hacer frente a bisexualidad u homosexualidad en una familia o comunidad que no lo apoya o en un ambiente escolar hostil

Suicidios, la segunda causa de muerte entre los 10 y 19 años

Aunque no es una realidad exclusiva de la Argentina, el suicidio es hoy en el país la segunda causa de muerte entre los 10 y 19 años, luego de los accidentes.
Así lo advierten las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, que también muestran que desde los primeros años de los ’90 a la actualidad, la mortalidad por suicidios en adolescentes creció más del ciento por ciento.
Los datos consignan, a su vez, un incremento significativo en los fallecimientos por suicidios en la población de 15 a 24 años, mientras bajan en los grupos de más edad (más de 55 años), que históricamente tenían las tasas más elevadas.
Los varones son los que más contribuyen a ese aumento, en tanto que las mujeres son quienes cometen más intentos.
“Pero ante esta realidad hay mucho que se puede hacer, porque en muchísimos casos el suicidio puede prevenirse”, afirmó a este diario la psiquiatra Graciela Natella, coordinadora del Programa Nacional de Patologías Mentales Severas y Prevalentes del Ministerio de Salud de la Nación. “Hay signos que advierten sobre la existencia de un malestar, y también factores protectivos sobre los que se puede trabajar, para que ante la angustia, se busque una salida al problema y no una salida de la vida”, aseguró.
En esa dirección, ante esta realidad, la cartera sanitaria nacional lanzó esta semana una guía para atención de adolescentes en guardias hospitalarias ante intentos de suicidio. (Ver página 6 ).
“Esta situación afecta fundamentalmente a los grupos etarios más jóvenes, porque en la tasa general de suicidios del país hubo una merma, ya que en 2010 fue de 7,5 cada 100 mil habitantes, y hasta 2007 rondaba los ocho cada 100 mil”, informó Natella.
En todo el mundo. Este problema creciente en materia de salud pública no es, sin embargo, patrimonio exclusivo de la Argentina, sino que se está registrando a nivel global, según advirtió la psiquiatra.
“De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las tasas de suicidio aumentaron un 60 por ciento en los últimos 50 años, con un incremento particularmente marcado entre las personas jóvenes”, indicó, a la vez que remarcó que se trata de una problemática muy compleja, que debe ser analizada en su multicausalidad.
Por qué aumentan los suicidios y por qué los jóvenes son más vulnerables son preguntas que no admiten una respuesta sencilla.
“No se pueden sacar conclusiones simplistas, ni atribuirlo a causas lineales, porque las variables que inciden son complejas e intercurrentes”, advirtió la psiquiatra. Y puntualizó que intervienen factores individuales, familiares y sociales, que se potencian entre sí. “Hay factores predisponentes y desencadenantes”, indicó.
Entre ellos mencionó, por ejemplo, cuestiones que generan fuerte estrés, como pérdida o muerte de familiares o de personas cercanas; situaciones de violencia interpersonal; situaciones de abuso o maltrato; abortos o embarazos no deseados; uso excesivo episódico de sustancias; problemas previos de salud mental; relaciones familiares disfuncionales; incomunicación; deserción o acoso escolar, además de todas las causas de vulnerabilidad psicosocial.
De la otra vereda, la psiquiatra destacó que también existen factores protectivos, que contribuyen en forma efectiva a prevenir los suicidios en este grupo etario.
“Una buena autoestima; una adecuada inserción familiar y social; el sentido de pertenencia; tener un proyecto social y de vida; una buena calidad de vida; tener una red de apoyo y relaciones sociales enriquecedoras, son cosas altamente protectoras”, afirmó.
Signos de alerta. También explicó que hay conductas o actitudes que pueden servir como luces de alerta a padres, docentes, amigos o familiares, que, lejos de minimizarse o pasarse por alto, son signos de malestar que indican que hay que acercarse al adolescente e indagar qué puede estar sucediendo.
Situaciones de ansiedad generalizada; gran desasosiego; conductas autolesivas o agresivas hacia sí mismo o hacia los demás; llanto incoercible; actitudes de gran retraimiento o aislamiento; mutismo; actitudes de mucha desconfianza y temor; pensamientos distorsionados o confusión; insomnio persistente; negación a alimentarse, entre otras, son conductas que pueden ser signos de alarma, según detalló la experta.
“Son síntomas ante los cuales el entorno no debería ser indiferente”, subrayó Natella, quien reiteró que, contra la creencia generalizada, muchas veces los suicidios pueden ser prevenidos.
Al respecto, informó que ante esas situaciones, padres o entorno, al margen de intentar acercarse al adolescente a través de quien resulte el mejor interlocutor en cada caso, pueden buscar ayuda y asesoramiento en los servicios de salud. “De hecho –aseguró– la intervención responsable de cada sector involucrado, o sea sistema de salud, familia, escuela, medios de comunicación, es la base de la prevención del suicidio”.